Con más de 60 años de trayectoria, Teatro Ictus es uno de los nombres insignes de las artes escénicas en Chile. Desde su nacimiento desde la «disidencia» de un grupo de estudiantes del Teatro Ensayo de la Universidad Católica (TEUC) a mediados de los ’50, la compañía ha desarrollado una larga labor que queda retratada en la obra «Esto (no) es un testamento», que llegará al Teatro NESCAFÉ de las Artes en una única función el próximo sábado 12 de mayo.
«El público se va a encontrar fundamentalmente con mucha verdad, con mucha historia y con mucho optimismo», asegura la actriz Paula Sharim.
En escena, María Elena Duvauchelle, José Secall y Paula Sharim revisan sus propias biografías para articular un relato que intenta reconstruir la historia de la compañía y que, inevitablemente, revisa también la historia de Chile. Además, Nissim Sharim participa activamente, aunque sin estar arriba del escenario.
Bajo la dirección de Pilar Ronderos e Ítalo Gallardo (de la compañía La Laura Palmer), esta obra plantea una interesante reflexión sobre el oficio del actor, su vocación y lado más humano, utilizando diversos recursos tecnológicos, que incursionan en el teatro documental y van más allá de lo que vemos comúnmente sobre el escenario.
Para conocer más sobre «Esto (no) es un testamento», el presente del teatro nacional y cómo vive Ictus su más de medio siglo de historia, conversamos con Paula Sharim, una de las actrices de más emblemáticas de la compañía en los últimos años.
– Realizarán una función en nuestra sala dentro de las celebraciones del Día Nacional del Teatro (11 de mayo), ¿qué significado tiene esto para ustedes?
Es muy importante porque esta obra, particularmente, habla del oficio del actor, de quienes hacemos teatro, entonces es una oportunidad súper interesante para nosotros poder celebrarlo de esta manera, en un lugar que representa lo que es el teatro en Chile y algo que también significa que nosotros salgamos de nuestra sala. Es muy importante estar el Día del Teatro haciendo teatro, donde sea.
– ¿Y qué opinión tienes sobre el presente del teatro chileno?
Me parece que es un presente muy nutrido, que hay mucho movimiento en el ámbito teatral. Me parece que hay más diálogos intergeneracionales; es decir, la gente se está mezclando más, la gente con más experiencia está teniendo vínculos con gente más nueva. Me parece que la cartelera está positivamente amplia, incluso a veces me desespera un poco porque no sé todo lo que está pasando, es difícil saber lo que están haciendo los colegas. Fundamentalmente creo que es una cartelera interesante, pero creo que la forma de hacer teatro es conflictiva para mi gusto, pues los proyectos, y lo que tiene que ver con los financiamientos, en general son muy esporádicos y hacen que el teatro funcione muy poco tiempo, es decir: se trabaja mucho y se presenta muy poco, esa es la manera en que se enfrenta ahora la forma de hacer teatro.
– Teatro Ictus tiene una larga historia y se ha mantenido vigente, ¿cómo es el desafío de ir innovando montaje tras montaje?
Es una lucha diaria de reafirmar que esto tiene sentido, de buscar nuevos horizontes, de mantener lo que significan las estructuras, porque éste es un grupo de mucha trayectoria y además tiene una sala, entonces significa un esfuerzo inmenso por tener los recursos para hacerlo, para que quienes trabajamos aquí podamos vivir del teatro. En pocas palabras, es un gran esfuerzo día a día y un reafirmar el sentido que tiene hacerlo.
– ¿Podrías contarnos un poco más sobre «Esto (no) es un testamento» y el trabajo en conjunto con Ítalo Gallardo y Pilar Ronderos?
Es una obra en la que por primera vez nuestro grupo hace teatro documental y biográfico. Es una experiencia gigante, fuerte y potente para los actores, que somos quienes escribimos nuestra propia historia. Es un montaje que era muy necesario para hacer un resumen o una puesta al día de lo que fueron y han sido 60 años del Teatro Ictus, y que habla de lo que queremos que sean 60 años más, todo esto a través de nuestra vida, de lo que estaba sucediendo en el país en cada década de la que hablamos y lo que estaba sucediendo también a nivel teatral.
– Nissim Sharim, tu padre, participa en la obra a través de un video, como un contacto vía Skype, ¿cómo ha sido la experiencia de incluir en el trabajo teatral diversas herramientas tecnológicas?
Divertido y trabajoso, porque lo tecnológico siempre es complicado y siempre traiciona un poco, porque no depende de uno, no depende del actor. Pero también muy positivo, porque es una forma de seguir haciendo teatro cuando se presentan otro tipo de dificultades y tú no puedes estar. Es loco eso de la «actuación virtual». Así que lo encuentro, como todas las cosas en la vida, bueno y malo a la vez.
– Y respecto a esta aparición de tu padre, ¿cómo surgió la idea de que participara así?
Él participa así porque es quien ha recorrido casi toda la historia del Ictus. De los 60 años, él ha estado a lo largo de 50, entonces su participación era fundamental. Entonces recurrimos a esta virtualidad, ya que él no podía estar presente por problemas de salud, para poder incluirlo.
– ¿Cómo será la llegada del Teatro Ictus al Teatro NESCAFÉ de las Artes?
Va a ser muy alegre, como nosotros llegamos a todas partes: alegres, positivos y felices de estar ahí. Me parece que es un escenario súper importante en Chile, me encanta la idea de hacer la obra en lugares grandes. Nuestro teatro (Sala La Comedia) es pequeñito, es muy íntimo, entonces es un gran desafío adecuar la obra a un espacio más grande. Además, como te decía al principio, es bonito estar celebrando el Día del Teatro, que es tan importante.
– ¿Con qué se encontrará la gente que vaya al Teatro NESCAFÉ de las Artes este 12 de mayo a ver «Esto (no) es un testamento»?
Se va a encontrar con algo distinto a lo que es el Ictus tradicional, es una obra para un público que no ha ido al Ictus en general, tal vez más joven. Se van a encontrar con una forma de hacer teatro documental que es muy ágil, que tuvimos que subirnos al carro de lo audiovisual y se va a encontrar fundamentalmente con mucha verdad, con mucha historia y con mucho optimismo. Es una obra que, a pesar del título que tiene, es muy alegre, muy optimista y con sus rasgos melancólicos, pero con las ganas de mostrar que en la vida hay un poco de todo y que la vida de cada uno puede representar un nivel más amplio del pensamiento, de la existencia. Algo más universal.
Teatro Ictus – «Esto (no) es un testamento»
Sábado 12 de mayo – 20:30 horas
Entradas a la venta a través del sistema Ticketek, y sin cargo por servicio en boleterías del Teatro y centro de atención de la Comunidad de las Artes (Av. Providencia 1266) con descuento para socios.
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