Por varios siglos William Shakespeare (1564-1616) ha sido reconocido como el escritor más importante de habla inglesa y también como unos de los más grandes dramaturgos de todos los tiempos y latitudes.
En tal condición era lógico que si el género de la ópera es teatro puesto en música, surgiera el interés de muchos compositores por recurrir a la valiosa producción de tragedias, comedias y piezas históricas de Shakespeare como proveedora de fuentes inspiradoras.
Revisando cuáles son esas óperas se llega a una lista cuya gran extensión podría sorprender incluso al público operático más conocedor. Rescatando de ella sólo los casos que han conseguido una destacada mayor divulgación se tienen las siguientes obras
Romeo y Julieta
“Romeo y Julieta” de Charles Gounod (1867)
“ West Side Story”, comedia musical de Leonard Bernstein (1957)
Antonio y Cleopatra
“Antonio y Cleopatra” de Samuel Barber (1966)
La violación de Lucrecia
“La violación de Lucrecia” de Benjamin Britten (1946)
Macbeth
“Macbeth” de Giuseppe Verdi (1847)
Hamlet
“Hamlet” de Ambroise Thomas (1868)
Otello
“Otello” de Gioacchino Rossini (1816)
“Otello” de Giuseppe Verdi (1887)
Las alegres comadres de Windsor
“Las alegres comadrees de Windsor” de Otto Nicolai (1849)
Sueño de una noche de verano
“The Fairy Queen” de Henry Purcell (1692)
“Sueño de una noche de verano” de Benjamin Britten (1960)
La tempestad
“La tempestad” de Thomas Adés
“La isla encantada”, pasticcio barroco (2010)
Shakespeare con música de Verdi
Giuseppe Verdi siempre profesó una enorme admiración por la producción de William Shakespeare, hecho que lo llevó tres veces a componer óperas inspiradas en sus obras de teatro.
La primera fue “Macbeth”. Con libreto de Francesco Maria Piave, fue estrenada en el Teatro della Pergola, Florencia, el 14 de marzo de 1847. No obstante el gran éxito obtenido, Verdi la reformuló en 1865 para una representación en París, siendo esa nueva versión la que hoy suele representarse. Más allá de haber tenido que transferir en ella su texto al idioma francés, se introdujeron algunos cambios en la partitura, de los cuales el más importante fue la incorporación del aria que hoy, con su libreto de regreso al italiano, se conoce como “La luce langue”.
En 1887, cuatro décadas más tarde que aquella primera versión de “Macbeth”, vendría el segundo encuentro Shakespeare-Verdi, con la musicalización que éste realizó de “Otello” sobre el libreto de Arrigo Boito. Su estreno fue en el Teatro alla Scala de Milán, el 5 de febrero de 1887.
Seis años después, y cerrando su producción operística, Verdi dio el tercer y último acercamiento hacia Shakespeare con la composición de “Falstaff”. El libretista fue el mismo Boito, pero en la inspiración se dio la mirada a la comedia “Las alegres comadres de Windsor” y algunos pasajes de “Enrique IV” y “Enrique V”. El estreno fue nuevamente en La Scala el 9 de febrero de 1893.
A esta terna de óperas verdianas inspiradas en el teatro shakespeareano pudo agregarse un cuarto título, ya que Verdi manifestó por mucho tiempo su propósito, nunca concretado, de componer una ópera inspirada en “El Rey Lear”.