El músico brasilero Paulinho Moska prepara una nueva visita a Chile para ser parte de un especial concierto en el TEATRO NESCAFÉ DE LAS ARTES, este 31 de agosto, cuando se presentará junto a Nano Stern y Nicole Bunout como parte del festival internacional de música latinoamericana Brotes de Invierno.
Paulinho Moska es una de las voces más reconocidas de Brasil y ahora vuelve a Chile para ser parte del Festival Brotes de Invierno.
Con más de 25 años de carrera solista, Moska ha generado lazos muy fuertes con varios de los referentes actuales de la música latina en español. Primero conoció a Jorge Drexler, quien le presentó a Fernando Cabrera y Kevin Johansen. Gracias a este último conoció a Lisandro Aristimuño y a Andrea Echeverri. Más tarde grabó con Pedro Aznar y editó un disco con Fito Páez. Una íntima red artística que por estos días, según él, lo hace sentir «latino».
«Nosotros los brasileros somos más brasileros que latinos. Desde la infancia hay muchas cosas que colaboran para que pensemos que no somos latinos… es una cosa equivocada», asegura el músico, quien regresa a Chile por la invitación de otro músico con quien lo une una relación de amistad: Nano Stern, el creador de este encuentro internacional que este año celebra su sexta edición.
Hablamos con Paulinho Moska sobre su visión de la canción de autor; su más reciente álbum Beleza e Medo, que lo llevó a dar un giro político a sus letras; y las sorpresas que prepara para esta nueva visita a nuestro país.
– Grabaste un cover de la canción «Nube» de Nano Stern en tu álbum Muito Pouco (2010). ¿Cómo empezó tu amistad con él?
Un día me fui a hacer mi primer show en Chile, con la producción de Juan Carlos Olivares de La Clave. Él entró en contacto conmigo para hacer conciertos en Chile y desde la primera vez él ya me introdujo a Nano. Creo que en el primer concierto ya cantamos juntos, porque recuerdo escuchar a Nano en la sala de la casa de Juan Carlos, fue una cosa muy especial. Me dijo que me presentaría a un chico increíble y fue muy impresionante. Con Nano me pasó lo mismo que con Drexler: su música me mostró inmediatamente quién era la persona. La dulzura, la meticulosidad con las palabras, la manera de tocar la guitarra, la manera de construir un artista, que mezcla muchas cosas. Rápidamente me conecté con Nano y desde ahí estamos siempre juntos. De hecho, tenía un programa de televisión acá en Brasil que se llamaba Zoombido y Nano fue el único artista chileno que yo invité.
– Ahora vuelves a nuestro país para ser parte del Festival Brotes de Invierno, ¿qué te parece la invitación y qué esperas?
Estoy muy contento. Es divino, porque no voy solo a Santiago, también voy a Concepción y Arica. Es bueno conocer más del país, no sólo la capital. Entonces todo me encanta de este festival: Nano como amigo, Nano como artista y sus canciones, la posibilidad de verlo interpretar mis canciones, también. Yo escribí antes de ayer una versión de una canción de él que me encantó cuando la escuché. Yo había escrito la versión en portugués hace unos cinco, seis años, y ahora con esta invitación me recordé, pero no recordaba el nombre y me quedé buscando por horas hasta que la encontré: “Flor de Cactus”. Y después encontré la letra en mi computadora. Estos son regalos del tiempo, como semillas que pone dentro de cosas y personas, que van haciendo su historia, me encanta eso. Estos momentos son mágicos por separado y creo que cuando estemos juntos, estas cosas explotarán en el escenario. Una sensación viva de que la cosa está sucediendo en una especie de huellas que nunca paran. Y estas relaciones son muy importantes para mí. Hoy yo soy un latino gracias a estos amigos, porque yo busqué no sólo músicos buenos, busqué personas que me hacían pensar, que eran una forma de espejo. Yo de ellos y ellos de mí.
– Este festival pone énfasis en la canción de autor, ¿cuál crees que es la importancia que tiene esta forma de crear?
Es muy simple. Yo creo que realmente todos nosotros sentimos igual las cosas. La tristeza, el amor, el odio, la vergüenza, todos sentimos eso. Yo creo que los cantautores son aquellos que se dedican a observar sus propios sentimientos sabiendo que son muy iguales. Y a través de un discurso propio, que está siempre creciendo, porque está siempre buscando, escribe una cosa y la canta. No habla, tiene la música. Y también su performance, su personaje que construye en el escenario. Eso creo que es una cosa fuerte y que la verdad habla de todos nosotros, porque yo siento que hablan de mí cuando escucho canciones de otro. Entonces la importancia de la canción, una letra que dice algo, para mí es fundamental.
– En tu más reciente álbum, Beleza e Medo (2018), decidiste dar un vuelco en tus creaciones y presentaste canciones de protesta, ¿por qué sentiste la necesidad de alzar la voz en estos momentos?
Casi que no fue una decisión. Fue un proceso natural, porque empecé a pensar y componer un disco súper positivo. Había compuesto la primera canción, «Que Beleza, a Beleza» para una serie de televisión también. Ya empezaba acá una situación extraña con el impeachment de Dilma y había una tensión. De a poco me fui sintiendo con vergüenza, casi, el editar un álbum que parecía Alicia en el País de las Maravillas. Pensé: «ya no soy un jovencito, ya no me puedo quedar callado» y sentía mucho. Quería hablar por primera vez sin metáforas, pero no sé hacer eso, entonces llamé a un poeta de Sao Paulo, Carlos Renno, que ya había hecho tres canciones sociopolíticas, entonces me regaló la canción «Nenhum Direito a Menos». A partir de esta canción yo decidí que el disco no podía tenerla como si fuera un E.T., así que llamé a Zélia Duncan y ella me regaló una letra que se llamaba «Medo do Medo». Y a partir de estas dos canciones logré escribir otras tres canciones con mis metáforas, pero un poco más cerca de este otro lado que empezó a aparecer al lado de la belleza.
Bueno, eso fue antes de las elecciones y ya estaba con miedo ahí (ríe). Entonces, son como hermanos siameses, porque sin el miedo no contemplaríamos la belleza. La belleza es un antídoto para el miedo, así como el miedo es un antídoto para la belleza, se retroalimentan. Entonces es muy importante para la representación del arte, porque no solo los artistas tienen que hacer eso, la gente que tiene arte adentro tiene que producir belleza, porque si no, el miedo crece. Cada uno tiene que pensar cómo producir belleza. Puede escribir, puede hacer películas, puede hacer fotos, puede componer canciones, hablar con la gente, ser más generoso, tener más empatía… ¿cómo puedo producir belleza en este mundo? Esa es la verdadera máquina de oposición.
– ¿Qué tienen preparado para el concierto de este 31 de agosto?
Estuve hablando con Nano y pensábamos hacer unas 10, 12 canciones. Tengo una lista de seis canciones de Nano que a mí me gustan y que digo «yo quiero». Él también me envió unas cinco mías. Y ayer le envié una canción nueva, para tener un colorido diferente, y él hoy me envió una nueva. Elegimos las canciones que sabemos también las personas conocen, como «Pensando em você» y «Lágrimas de diamantes». Con Nano voy a tocar «Nube», que grabé, y «Voy y vuelvo», que me encanta. Quizás alguna canción de Drexler, Kevin o de Lisandro. A mí me gusta también llegar y ver cómo sale. Todo está muy bien.
Festival Brotes de Invierno
Sábado 31 de agosto – 20:30 horas
Entradas disponibles en ticketek.cl, y sin recargo en boleterías del Teatro y Comunidad de las Artes (Av. Providencia 1266) con descuento para socios.
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