La madrugada de este martes 7 de mayo falleció el querido trombonista nacional Héctor «Parquímetro» Briceño, músico que forjó una impecable carrera por más de cuarenta años, siempre caracterizado por la inagotable energía que impartía sobre el escenario, que lo tuvo en plenitud hasta sus últimas presentaciones.
Serenense de nacimiento, desde niño cosechó un gusto por la música gracias a su padre, también músico, quien le presentó los sonidos de los grandes referentes del jazz de la época. Pero uno en particular se convirtió en su gran influencia: el legendario trombonista Tommy Dorsey. Luego, en los años 70, comenzó a tocar en la orquesta de la escuela de la Armada de Chile, en donde conoció al director Horacio Saavedra.
Junto a él, «Parquimetro» ingresó a la televisión para ser parte de las orquestas que acompañaban a los principales programas que se emitían en nuestro país durante esos años, como «Sábado Gigante», «El Festival de la Una» y «Cuánto vale el show», entre muchos más. De esta manera pasó a ser una figura reconocida en el ambiente del espectáculo nacional gracias a su sentido del humor e histrionismo.
Pero no sólo eso, ya que su calidad también lo convirtió en uno de los artistas más respetados de la escena chilena de la salsa, swing y jazz, siendo este último género su principal refugio musical. Así, rápidamente pasó a ser un referente junto a otros destacados exponentes nacionales, como el director de orquesta Juan Azúa y el maestro Valentín Trujillo.
El clásico sobrenombre «Parquímetro» lo recibió del humorista Carlos Helo, quien era su amigo. Esto porque Héctor Briceño logró, gracias a su enorme talento, que su trabajo fuera bien remunerado, cobrando por hora-hombre. «Voh’ ganai más que un parquímetro», fue la frase que le dio el apodo por el que todos lo recordamos.
Durante estos 10 años que lleva el TEATRO NESCAFÉ DE LAS ARTES tuvimos el honor de recibirle en nuestro escenario en variadas ocasiones, siendo el «Homenaje a Ray Conniff», celebrado el pasado mes de marzo, la más reciente de ellas. Un espectáculo alucinante que fue dirigido por el propio Héctor «Parquímetro» Briceño, músico inigualable e inagotable que seguirá en nuestra memoria para siempre.