El próximo martes 21 de noviembre el escenario del Teatro NESCAFÉ de las Artes será de Luciano Supervielle. El músico uruguayo, pianista y compositor de Bajofondo, llega a nuestro país para presentar su cuarto disco solista.
Suite para piano y pulso velado es una obra instrumental en la que confluyen las diversas influencias de un artista que se formó desde muy temprano en la música y que a lo largo de su carrera ha transitado caminos insospechados desde el hip hop hacia la música clásica, pasando por el tango y la electrónica, sin prejuicios ni obstáculos.
Días antes de su retorno a Santiago, Supervielle hace un repaso de su propia trayectoria y habla sobre su incansable proceso de búsqueda y el rol de la transgresión en la música.
– ¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con la música?
Mi casa siempre fue muy musical. Si bien mis padres no son músicos siempre escucharon mucha música. Yo nací en Paris y desde muy niño crecí rodeado de discos de música infantil francesa, música popular latinoamericana, entonces desde muy temprano tuve ese contacto con la música muy presente.
– ¿Hubo un momento en el que tomaras de decisión de dedicarte a la música?, ¿o fue un proceso natural?
Yo diría que tempranamente en mi vida tenía la convicción de que la música iba a estar presente siempre. A medida de que fueron pasando los años, eso que era, como se dice acá, “el sueño del pibe”, poco a poco fue tomando forma. Eso que empezó siendo un sueño, un juego, un hobbie, terminó siendo mi medio de vida.
– Comentabas que naciste en Paris. Además de Francia, viviste también en México, pero tu identidad está enraizada en Uruguay. ¿Te sentiste siempre uruguayo mientras crecías?, ¿o fue un sentido de pertenencia que creció con los años?
Uruguay es el país donde más años viví, entonces obviamente a nivel cultural es mi principal nacionalidad. Pero también convivo con el viaje desde siempre y tengo mucho contacto con Francia, entonces creo que en definitiva tengo esas influencias por el hecho de haber viajado mucho y haber vivido en distintos países, que me han marcado mucho no solo en la música, sino como persona. Siempre conviví con el viaje y con el hecho de cambiar de país muchas veces a lo largo de mi vida, entonces creo que eso me ha influenciado muchísimo. Pero evidentemente Uruguay es el país donde más tiempo viví y, en definitiva, me siento más uruguayo que otra cosa.
– Estabas fuera de Uruguay cuando se formó Bajofondo, ¿cómo nació el proyecto y qué fue lo que te motivó a apostar por él?
Es cierto, en el momento en el que empezamos a trabajar con Bajofondo vivía en Paris y hubo una apuesta. En ese momento era difícil prever todo lo que pasó después, el hecho de que Bajofondo se transformó en una banda importante, que viajamos muchísimo, hicimos muchas giras; pero al principio era realmente un proyecto muy experimental, que fue básicamente una idea de Santaolalla y Campodónico, que tiraron la primera idea de un concepto de mezclar la música electrónica con el tango, que después obviamente fue evolucionando y disco a disco nos fuimos reinventando. Fue en ese momento una decisión importante en mi vida la de volver a vivir a Montevideo porque básicamente me atraía el proyecto artístico, más allá de que después funcionó y pasó a ser el foco principal en la vida de todos nosotros.
– ¿Qué significó el disco Supervielle para ti?
Como el primer disco de todo artista, Supervielle marcó un antes y un después en mi carrera. Yo hasta ese momento siempre fui un músico que perteneció a una banda: en el caso de Jorge Drexler, acompañándolo a él, en el caso de Bajofondo era el pianista, pero nunca había sido solista, digamos. Entonces marcó un antes y un después en mi vida, tuve que tomar ese rol de ser el frontman, de poner la cara, de poner la voz, además de tener la posibilidad de expresar todas mis ideas musicales y, bueno, con los años, también fui construyendo ese rol de estar al frente, hasta el día de hoy en que estoy presentando un disco realmente solista en el que produzco y soy el único músico que interviene. Es un proceso de crecimiento que se ha dado a través de los años.
– Ese último trabajo es Suite para piano y pulso velado, el que vienes a presentar en esta visita a Chile. ¿Qué buscabas con este disco?
Es como un paso más dentro de esa búsqueda que hemos tenido a lo largo de los años con Bajofondo de hacer una música con un fuerte componente de identidad y que represente el lugar del cual venimos y el tiempo en el que vivimos. Entonces en ese sentido, en este disco traigo a flote también mis influencias de la música clásica, además de mis influencias rioplatenses y de la música electrónica. Trato de buscar en mi genética musical todas esas influencias y de esa manera hago un disco que es muy personal, habla mucho de lo que ha sido mi recorrido en la música, y que también marca un momento actual de la música de Río de Plata. Es decir, este disco no lo podría haber hecho hace 10 años. En ese sentido es un disco que, si bien hace referencia a estilos del pasado, es muy actual también.
– Leí que “te consideras más un músico de hip hop que un concertista de piano”
Si bien yo he tenido contacto con la música clásica durante varios años, sobre todo en mi adolescencia, siempre tomé ese acercamiento al piano y a la música clásica como una manera de adquirir herramientas para volcar en aquello con lo que siempre me sentí más identificado que es como músico que viene del hip hop y arreglador. Todos los proyectos en los que trabajo, tanto en mis discos como en Bajofondo y en las músicas de películas que he hecho, tienen en su esencia una manera de conseguir la música que me viene de esas influencias del hip hop, que son estilos con los que más estuve en contacto a lo largo de mi vida. Siempre está presente ese hilo conductor. Y justamente el concepto del pulso velado, que le da el título al disco, habla de eso. El pulso velado hace referencia al hipnotismo del ritmo, principalmente del hip hop, que en este caso está velado, no esta explícito: no hay baterías, no hay ritmos muy marcados, pero sin embargo está ese hipnotismo que viene de esos estilos cercanos al hip hop.
– Recientemente ofreciste una charla TED en la que hablaste sobre la transgresión. ¿Dirías que el propósito del arte es transgredir?
Yo creo que es un componente fundamental, necesario para poder seguir avanzando de alguna manera. Yo siempre veo los procesos creativos como un proceso de búsqueda. Es una búsqueda que no se termina nunca. Nosotros disco a disco intentamos reinventarnos a nosotros, pero conservando herramientas que vamos generando en el camino. Mucho tiene que ver con eso, con transgredirse a uno mismo, reescribir las reglas que uno fue estableciendo con sus trabajos para seguir avanzando y llegar a lugares nuevos.
Luciano Supervielle en concierto
Martes 21 de noviembre – 20:30 horas
Entradas a la venta a través del sistema Ticketek, y sin cargo por servicio en boleterías del Teatro y Centro de Atención de la Comunidad de las Artes (Av. Providencia 1266).
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