Ser testigo silencioso del primer acercamiento de un niño al arte es una experiencia sin igual.
A través de las funciones de teatro escolar, semana a semana recibimos en nuestra sala a miles de niños (cerca de 400 mil desde el año 2010) que asisten, casi siempre por primera vez en sus vidas, a una obra de teatro.
En la educación de nuestros escolares, el arte debería ser considerada una necesidad, tan importante como la gramática, las ciencias, la historia o las matemáticas.
A menudo el solo hecho de entrar en la sala ya causa una gran impresión en ellos, quizá por la emoción de salir de su centro educativo y poder encontrarse en otro espacio, uno totalmente nuevo para ellos.
Sin embargo, lo que ocurre después es aún mejor: los escolares logran concentrarse y siguen con asombro y emoción cada detalle y giro de la obra. Ríen, gritan, suspiran, aplauden y comparten una experiencia diferente con sus compañeros.
En los últimos años, científicos y académicos de distintos lugares del mundo vienen investigando y demostrando que el acercamiento al arte podría tener consecuencias favorables para el futuro desarrollo de los niños, incluso en el ámbito profesional, sin importar el área en la que se desempeñen.
Además de alimentar su imaginación y creatividad, el arte puede dar al niño la habilidad de analizar y resolver problemas, contribuyendo al desarrollo del pensamiento crítico.
Algunos aseguran incluso que el acercamiento al arte puede ayudar a que el niño o niña sean más tolerantes y abiertos de mente, así como ofrecerle nuevas herramientas para expresar sus emociones.
Desde este punto de vista no existe motivo o razón alguna para no acercar a nuestros niños y niñas al arte desde temprana edad. Al contrario, la evidencia sugiere que las distintas disciplinas artísticas deberían ser parte irrenunciable de su educación y ser consideradas como una necesidad, tan importante como la gramática, las ciencias, la historia o las matemáticas. Esto contribuiría al desarrollo integral de las habilidades cognitivas y sociales de nuestros niños y niñas, ayudándonos a formar personas más sensibles, plenas y capaces. Los resultados seguramente nos sorprenderían.
Alfredo Saint-Jean Domic