El álbum «Canciones con mi viejo» tiene un significado muy especial para Ismael Oddó. Es un encuentro musical íntimo con su fallecido padre y, a la vez, una forma de hacerle justicia y mostrar una faceta poco conocida de él, más allá de su figura como integrante de Quilapayún. Su lanzamiento en vivo será una instancia especial que se vivirá sobre el escenario del TEATRO NESCAFÉ DE LAS ARTES el próximo 19 de marzo.
Ismael Oddó presenta un trabajo intenso en el que recopiló grabaciones caseras de su padre para hacerlas renacer con nuevos sonidos y sumando su propia voz.
«Yo tenía esta necesidad de poder entregar y contar esta historia. No alargar la vida de Willy Oddó, sino que, de alguna manera, poder darle otro final al que tuvo, que fue inesperado, violento y rodeado de una historia que no tenía nada que ver con su propia vida», cuenta el músico, quien contaba con 16 años al momento de su partida.
Ahora, a sus 44, concluye un proyecto en el que recopiló antiguas grabaciones caseras de su padre -realizadas entre 1971 y 1990- y las hizo renacer junto a los músicos Raúl Céspedes, Federico Fabre, Camilo Salinas, Dani Donoso, Ángela Acuña, José “Pollo” Dal Pozzo y el argentino Federico Terranova. La selección terminó con 10 temas, cada uno con su propia historia.
Un ejemplo de ello es la participación de Hernán Gómez, amigo de Willy e integrante de Quilapayún desde 1968. Entre los registros había una zamba que ambos grabaron a comienzo de los años 70 y, al querer revivirla, Ismael decidió llamar al propio Gómez para que volviera a plasmar su voz. «Es maravillosa esa conversación de sí mismo, como este espejo y puesta en perspectiva que yo buscaba con el pasado», asegura el creador de «Canciones con mi viejo», con quien conversamos sobre este proyecto.
– ¿Cómo fue el proceso de recopilación del material que da vida a “Canciones con mi viejo”?
Este trabajo de rescate surge a partir de una necesidad profunda de recopilar las grabaciones, los escritos, todo testimonio de mi padre. Una especie de reflejo para no sentir que se moría totalmente. Una sensación que partió hace 28 años atrás. A lo largo de los años, y también de mi experiencia y mi formación entre la música y el teatro, fue afinándose y encontrando un lugar, que es el de tener ganas de contar la historia de mi viejo. Pero no la historia de Willy Oddó como personaje público, integrante de Quilapayún, sino que también la historia de mi papá. Pensé en hacer un documental. Ese documental, que nunca ha sido, encontró una manera de existir distinta a través de este concierto, basado en el rescate de estos casetes dentro de todo el material objetual que tenía. Las cintas, las diapositivas y cartas que mi mamá quiso conservar, las que de alguna manera dan cuenta de toda una época que para ellos es una parte de la vida, pero que para mí no es solo parte, sino la fundación de mi infancia y adolescencia.
– Tú te iniciaste en la música después de su muerte. ¿En qué momento nace en ti esta necesidad, quizás ganas o sueño, de compartir escenario con tu padre?
De algún modo eso se ha cumplido gracias a mi integración a Quilapayún, canto sus canciones. Pero mi propio proceso dentro del grupo ha hecho que yo sea yo, más allá de cantar las canciones que mi padre cantaba. Pero en este trabajo me interesaba ir hacia mi padre y rescatarlo en su repertorio, en su estética y en sus modos. Tomarlo y darle una nueva vida, de alguna manera. Y poder darle vida significa compartirlo con el resto y para eso también necesita ser intervenido técnicamente, para que se entienda el ejercicio y se aprecie. Las condiciones técnicas en que él se grabó son condiciones que, simplemente, cumplen con el poder transmitirlo a su familia y que su familia pueda escucharlo, como un mensaje de voz. Es como si hoy un artista actual como Manuel García, o quien sea, grabara una canción inédita en un mensaje de voz y luego, con el tiempo, a sus hijos se les podría ocurrir agarrar ese mensaje de voz desde la nube y decir «vamos a hacer una canción» o «vamos a hacer un arreglo», como en algún momento lo hicieron los Beatles con la voz de John Lennon. Dos canciones inéditas que están grabadas en condiciones limitadas técnicamente, como son “Real Love” y «Free as a Bird».
– Lanzaste “Revolver” como primer adelanto, una apuesta interesante. Es un tango que mezcla sonidos y arreglos…
“Revolver” tiene ese tono porque tuvimos el espacio para poder jugar de esa manera, porque es una grabación que mi padre le hizo a mi tía Vero estando muy cerca de la grabadora, porque en la pieza de al lado estábamos mi mamá y yo durmiendo, entonces se encerró en la cocina y le grabó e interpretó este tango/canción escrito por Desiderio Arenas y compuesto por Eduardo Carrasco, en el exilio, para el Quilapayún. Y en la grabación, una de las noticias que mi padre le daba era algo como: “mira, Eduardo escribió esto junto con el Chere y lo estamos grabando, y los arreglos que estamos grabando vienen con quena, una cosa muy Quilapayún, pero bueno, te canto un poco la canción, y dice más o menos así…”, rec. Y empieza a cantar toda la canción de manera… no te voy a decir arítmica, pero sí interpretando a su pinta. Nosotros con Jorge Fortune engrillamos y, de alguna manera, la pusimos dentro de una línea de tiempo y pudimos construir todo desde el principio con la única referencia de la voz. Así llegamos a esta nueva versión de “Revolver”, por supuesto en base a toda la armonía de la composición de Eduardo, pero los arreglos son totalmente míos.
– Tiene hasta arreglos de música electrónica…
Sí, exactamente. Eso es lo que queríamos decir, hacer realmente una mezcla con lo que hoy día sucede y pasa por nuestras cabezas y nuestros oídos.
– Está el proceso de estudio, el proceso de editarlo y ahora viene el desafío de subirlo a escena, ¿cómo vas a hacerlo con estas 10 canciones?
No voy a respetar el orden del disco. Voy a hacer un orden totalmente adecuado a lo que yo siento que es necesario como dinámica dentro de un espectáculo y concierto. Qué bueno que aparezcan estos dos términos, porque en el fondo está el concepto concierto, pero también hay que explicar ciertas cosas y mostrar ciertas cosas, que tienen que ver con la historia, donde están las sensibilidades puestas dentro de esta historia. No se puede concebir solo como una dinámica de concierto, no nos interesa como equipo. Nos interesa poder transmitir distintas facetas y dimensiones humanas que van a estar puestas en las imágenes, en las visuales y lo que vamos a mostrar. Luego viene una segunda parte, en donde pasaremos a ya no escuchar al Willy, sino a cantar canciones que tienen que ver más con él, que la gente va a poder reconocer y están en algunos discos de Quilapayún. Les puedo adelantar, por ejemplo, que pueden venir a escuchar el “Canto a la Pampa”.
Ismael Oddó – Canciones con mi Viejo
Jueves 19 de marzo – 21:00 horas
Entradas disponibles en ticketek.cl, y sin recargo en boleterías del Teatro y Comunidad de las Artes (Av. Providencia 1266) con descuento para socios.
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