“Einstein on the beach” actualmente se exhibe gratis, por streaming, hasta el domingo 19 de abril desde el Gran Teatro de Ginebra, Suiza.
Con música y texto del compositor estadounidense Philip Glass, la célebre ópera es parte de la trilogía conformada por Satyagraha y Akenatón -ambas proyectadas por nuestro teatro con los ciclos Live in HD del Metropolitan Opera House de Nueva York- sobre hombres cuya visión de la realidad transformó el pensamiento de sus épocas.
Asimismo, esta versión de la ópera -estrenada en septiembre de 2019- es dirigida por uno de los artífices teatrales más connotados del mundo, Daniele Finzi Pasca, artista suizo cuyas obras, impregnadas de profunda humanidad, poesía y espíritu lúdico, han sido representadas en una veintena de países y que, en el caso del TEATRO NESCAFÉ DE LAS ARTES, ha presentado “Bianco su bianco”, además de “Maldita canalla la soledad”.
“Einstein on the beach” (1976, Nueva York) es una meditación sobre el tiempo, los lugares, los espacios, los eventos, los seres humanos y las máquinas. No tiene narrativa, argumento ni intención biográfica. El público puede entrar y salir cuando lo desee. El texto cantado se reduce a números o sílabas, o a un monólogo al borde del absurdo yuxtapuesto con la música.
Daniele Finzi Pasca, Hugo Gargiulo, Maria Bonzanigo, y todos los creadores de Compañía Finzi Pasca, se sumergen en un mundo donde el tiempo se deconstruye en fragmentos, donde las imágenes y los reflejos se invierten y hacen malabarismos hasta que se descubre el significado, o el sinsentido de la vida.
«Una verdadera ópera de máquinas, como en la época barroca, donde el ojo no sabe qué admirar más, entre la belleza de los colores, las ilusiones ópticas de la escenografía de Hugo Gargiulo, las evoluciones aéreas de los bailarines y acróbatas de la Compagnia Finzi Pasca. Sin olvidar un sabroso toque de humor»
– Le Figaro
«“Al confiar este desafío casi dantesco a Daniele Finzi Pasca, artista que viene del mundo del circo y realizador de grandes eventos, Cahn opera una ruptura saludable con el polo glacial wilsoniano. Y funciona.»
– Le Monde
