El 16 de marzo de 1949 abrió sus puertas, en Manuel Montt 032, el Teatro Marconi, un recinto que se convertiría en testigo de una época de cambios y transformaciones culturales, y que décadas más tarde se convertiría en el Teatro NESCAFÉ de las Artes.
Así quedaron registrados los inicios de este espacio en el libro De la oscuridad a la luz. Un teatro para las artes (2011):
Mientras el presidente Juan Antonio Ríos le declaraba la guerra en 1945 a Japón, el decidido y voluntarioso inmigrante italiano Humberto Ghivarello Motto iniciaba el proyecto más importante de su vida: la construcción de una moderna sala de teatro para cobijar todo tipo de espectáculos y, principalmente, exhibir las mejores películas del cine mundial.
No fue producto de un impulso momentáneo, sino la concreción de un sueño largamente acariciado por Ghivarello quien -ya en 1943- había encomendado al arquitecto Leonello Bottacci los planos y detalles para la construcción del edificio en la esquina de Providencia y Manuel Montt. La suma convenida con el arquitecto ascendía a $47.000 de la época y dos años más tarde se iniciaban los trabajos, con el propio Ghivarello como contratista de la obra y sus ocho hijos como ayudantes los fines de semana.
El proyecto contemplaba la construcción de un edificio de tres pisos de 41,50 metros de largo por 20,50 metros de ancho, incluyendo un subterráneo en el almacén de la esquina. Posteriormente se le agrega la edificación de un cuerpo de 21 por 11 metros por la prolongación de la Av. Manuel Montt. Tras cuatro años de intenso trabajo, el Teatro Marconi abría sus puertas -el 16 de marzo de 1949- en el corazón de Providencia, la comuna de mayor desarrollo de la década, bajo el concepto de “barrio jardín”, sinónimo de calidad de vida para una clase media consolidada.
La víspera de su estreno en sociedad, bajo el título “Inauguran mañana una nueva sala para cine”, el diario La Nación destacaba que “en avenida Providencia casi esquina de Manuel Montt se ha levantado un teatro al que se le ha dotado con todas las comodidades imaginables y técnicamente se le ha instalado un moderno equipo [de proyección] Western Electric, la última palabra en esta materia”. Y agregaba: “la empresa que dirigirá la sala ha conseguido espléndidos contratos de películas que le permitirán brindar al público de este sector los mejores programas que se exhiban en Santiago”.
“Todo un acontecimiento social fue la inauguración de este nuevo Teatro, que en la Av. Manuel Montt 032, ha construido don Humberto Ghivarello Motto”, señalaba El Mercurio del jueves 17 de marzo de 1949, destacando el espléndido cóctel preparado por los exclusivos Establecimientos Oriente, que se ofreció a las autoridades comunales, cinematografistas y distinguidas personalidades invitadas en el amplio foyer del teatro, una magnífica sala de espectáculos “que será un orgullo más para la Comuna de Providencia”.
“Después de recorrer las amplias dependencias del primero como del segundo piso, tanto el señor Alcalde son Raúl Ventura Juncá, como el regidor don Guillermo Martínez, el Subdelegado de la Comuna don Andrés Bello Concha, como los demás concurrentes, entre los que había numerosas damas, ocuparon las cómodas butacas de la platea y presenciaron la exhibición de un programa de películas cortas, dibujos animados, noticiarios, sinopsis de películas en colores, próximas a estrenarse, etc, llamando la atención de los espectadores la magnífica y nítida proyección de las películas”.
Tras la inauguración, en la noche se realizó una “premier” en beneficio de la 13ª Compañía de Bomberos de Providencia y al día siguiente se inició la temporada con el estreno de una de las películas más aclamadas del año, El hombre inolvidable, basada en la vida del cantante Al Jolson, protagonista del primer filme sonoro de la historia, El cantante de jazz, realizada en 1927.