En mi vida hay varios “antes y después”. Antonio Gades marcó, sin lugar a dudas, uno de ellos. Tuve la suerte de conocerlo en Buenos Aires, a mediados de los años ’80. Sabía de antemano de su profundo compromiso político y su innegable talento como coreógrafo y bailaor, pero aún así me impresionó su magnetismo.
Siete años recorridos hasta aquí… siete años de cortinas abiertas, luces encendidas, de esperas ansiosas en la vereda, de preámbulos y expectativas, de gente acomodándose, cuchicheando, de emociones compartidas.
Parte de lo que nos motiva a ver espectáculos en vivo es la sensación de la experiencia común, la emoción incomparable de compartir con otros el gusto por una obra de teatro, una banda, un humorista o un creador, generando un espacio de encuentro que trasciende nuestras diferencias.
Uno de los mejores caminos para acercarse a un país ajeno es a través del arte. Por siglos, los artistas han actuado como embajadores culturales y a menudo han sido los principales responsables de mantener vivas costumbres y expresiones autóctonas de su lugar de origen.
Cada 12 meses el calendario se renueva, invitándonos a hacer un recuento de lo vivido en el último año y a imaginar lo que queremos en un futuro próximo.
Autores, actores e intérpretes, por una parte, y el público por la otra, son los protagonistas de las artes escénicas que viven y comparten cada día en el Teatro NESCAFÉ de las Artes.
Desde que el Teatro NESCAFÉ de las Artes abrió sus puertas en el año 2009 quisimos ofrecer al público chileno una nueva forma de disfrutar del arte: transmisiones de grandes producciones, obras y conciertos, desde cualquier lugar del planeta.
Los científicos llevan décadas intentando entender cómo funciona el cerebro humano, qué nos motiva, cómo reaccionamos ante distintos estímulos y qué impacto tienen en nosotros las experiencias vividas. Entre los grandes hallazgos conseguidos, hay uno que no deja de maravillarnos: la emoción es esencial en el proceso de aprendizaje.