De Lolo Palanca y Cuesco Cabrera a ícono insustituible


Ana Josefa Silva V.

¿Qué haríamos sin Coco Legrand?

Cuando Coco Legrand se subió a la Quinta Vergara investido de Lolo Palanca -con un cintillo hippie amarrado a la cabeza «pa que no se me escapen las ideas brillantes»- los chilenos no sabíamos que estábamos siendo partícipes del nacimiento de un ícono. Era flaco, joven e hipnótico sobre el escenario.

Alejandro González Legrand disputaba por esos días, codo a codo, un espacio con varios humoristas cuyos nombres hemos olvidado en su mayoría.

En los ‘70, difíciles años, sólo Legrand pudo reírse del emblema más visible del régimen militar, los Chicago Boys y sus ejecutivos adláteres, desnudados en su lenguaje, modos y actitudes en su inolvidable Cuesco Cabrera.

Y en los ’80, en el que las malas noticias se daban más bien tímidamente, él se lanzó con un espectáculo de título rotundo, que decía más que todo un noticiero de TV: «Por la recesión o la fuerza».

Se rió del consumismo y los nuevos ricos que trajo el neoliberalismo, de presidentes, políticos y figurillas, de los nuevos chilenos sobre todo.

Coco entendió mejor que nadie el espíritu del café-concert y el alma nacional, aunque ahora diríamos que lo que hace es stand up comedy (que también, y mejor que muchos).

El 2000 siguió metiéndole el dedo en el ojo a todo aquello que mereciera su crítica ácida y políticamente incorrecta.

De la mano de dramaturgos de peso como Fernando Josseau concibió el humor como una dimensión más del teatro, tanto que es el único humorista que construyó su propia sala y lo hizo como corresponde. Y exigió lo mismo del público. ¡Ay del que llegara tarde a tomar su asiento! Ese chilenillo podía terminar siendo pasto de las mejores carcajadas de la noche.

Ya lo vendió, es cierto, pero ha encontrado otros espacios pare seguir encontrándose con el público, como el Teatro NESCAFÉ de las Artes, un escenario a su altura.

Este fin de semana, se presentarán las últimas funciones de “Terrícolas, corruptos pero organizados” –su más reciente espectáculo- en esta sala. ¿Usted todavía no va (o no se lo repite, que ya miles lo han visto)?

¡Qué está esperando! ¿O no se da cuenta que Coco Legrand es irremplazable?

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