Por David Ponce
A menudo son palabras opuestas si se trata de música: una popular y otra clásica, esta última a modo de sinónimo de adjetivos igual de imprecisos como docta, seria o culta. Hasta en la legislatura es posible hallar los nombres de popular y clásico como denominaciones para dos géneros musicales distintos. Pero no hay leyes ni fronteras que valgan si un artista sabe integrar esos dos universos como lo ha hecho Roberto Bravo.
El conservatorio de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile fue su escuela inicial, a comienzos de los años ’60, en la misma época en que debutaba en el Teatro Municipal de Santiago, tocando a Chopin a los dieciocho años. Y el maestro Rudolf Lehmann era su primer mentor, antes de que el joven discípulo iniciara un itinerario por conservatorios de Polonia, Rusia, Inglaterra y Nueva York, ciudad en la que estudió con Claudio Arrau.
Pero el mismo Roberto Bravo ha recordado cómo ese escenario del Municipal de Santiago fue testigo del cruce de mundos que lo ha caracterizado como pianista, cuando en 1979 cerró uno de sus conciertos allí con una versión de «Plegaria a un labrador», de Víctor Jara: una canción popular instalada por derecho propio más allá de cualquier frontera convencional, y con el coraje adicional de parte del intérprete para incluir en aquellos años una composición de ese autor en su repertorio.
Son fuentes que han coexistido siempre en su carrera. Sólo el año pasado salió a circulación un amplio catálogo de discos con registros de Roberto Bravo para obras de Grieg, Beethoven, Chopin, Liszt, Schumann, Mussorgsky, Albéniz, Granados, De Falla, Ginastera y Leng, entre otros compositores clásicos, románticos y modernos. Y ahora es un nuevo turno para las melodías populares. Boleros es el reciente trabajo que el pianista estrenará en el Teatro NESCAFÉ de las Artes el domingo 24 de mayo, grabado en vivo y con la participación del conjunto de jóvenes cultores de ese género La Flor del Recuerdo.
En Boleros el piano de Roberto Bravo se entrega a las melodías de «Solamente una vez», de Agustín Lara, o «Muñequita linda», de María Grever, la misma autora de «Júrame» y «Cuando vuelva a tu lado». Armando Manzanero tiene una presencia especial con páginas de antigua data como «Contigo aprendí» y «Somos novios» y más recientes como «Te extraño» y «No sé tú», y el repertorio local está presente en «Por ti», bolero de Luis Advis para la película «Coronación» (2000), de Silvio Caiozzi. Para mis amigos se llama la saga de discos que en los años ’80 popularizó este pianista de formación académica y vocación popular. Décadas más tarde, desde Beethoven a Agustín Lara, de Chopin a Manzanero, Roberto Bravo sigue convocando a amigos entre la música y las audiencias, sin fronteras, clásico y popular en el mismo encuentro.