Claudia Pérez: «La sinceridad como premisa en el teatro es importante»

Hace 10 años, Claudia Pérez y Rodrigo Muñoz decidieron crear una obra para vivir del teatro, con la esperanza de que la gente se sintiera identificada y acompañada con los problemas que suele tener una pareja. Tras la primera función de «Matrimonio: Sobrevivientes» en una pequeña sala, nunca imaginaron el impacto que tendría, viajando a 20 ciudades de Chile y alcanzando más de 100 mil espectadores.

«Esta obra funciona en todas partes porque es transversal», asegura Claudia Pérez.

Ahora llegan al Teatro NESCAFÉ de las Artes por partida doble el 12 y 13 de abril, en una oportunidad inmejorable para compartir con estos dos grandes actores sus anécdotas y análisis de la vida después de casados. Y es que es tan real su forma de llevar a escena estas situaciones que terapeutas de parejas han mandado a sus pacientes a verla y hasta algunos pidieron matrimonio después de la función.

«La obra es un viaje junto a dos personajes solitarios que se encuentran y comienzan a vivir el matrimonio de la misma forma que se relacionan todos los seres humanos», comenta Claudia Pérez, quien conversó con nosotros y nos contó cómo nació esta idea, la importancia que tiene para ellos como pareja y la madurez que ha logrado este montaje después de 10 años en escena.

– ¿Cómo nació la idea de esta montar esta obra, más allá del hecho de que Rodrigo y tú están casados?

A nosotros siempre nos ha gustado la comedia, pero también con un toque de reflexión y que tenga una mirada crítica. La idea nació honestamente porque estábamos los dos cesantes y haciendo obras muy políticas, muy contestatarias, entonces en un momento dijimos: «necesitamos hacer una comedia para poder vivir de lo que nosotros hacemos», y empezamos a escribir esta obra. Dijimos «achiquemos el grupo», hagamos una obra los dos solos, ya que los dos somos dramaturgos y directores, entonces pensamos en hacer algo más pequeño con lo que la gente pudiera identificarse. Íbamos a hacer otro negocio paralelo pero preferimos hacer teatro, porque es lo que sabemos hacer. Empezamos a escribirla con experiencias de amigos y propias, libros de la Rosa Montero, ensayos sobre las parejas y el amor, cosas que decía Marco Antonio de la Parra… fuimos estudiando, porque a nosotros nos gusta tener una parte teórica, no sólo vivencias personales y de amigos, eso tiene un techo. Además, era importante darle una reflexión. Ha sido una obra super bonita.

– ¿Qué tan de autobiográfica llega a ser “Matrimonio: Sobrevivientes”?

Nosotros tratamos de no hacerla autobiográfica por pudor y porque las cosas que le pasan a uno igual tienen un techo, uno igual debe buscar por otros lados… pero es inevitable que tenga muchas cosas autobiográficas. Nosotros somos una pareja que lleva 25 años de casados y obviamente las discusiones que tienen las parejas son más o menos similares: hay cosas absurdas, hay problemas con los hijos que nos pasan a todos, hay problemas cotidianos que nos pasan a todos, hay voluntades que se apagan, lo que nos pasa a todos, finalmente es un viaje muy similar al de todas las parejas. Tiene de autobiográfico pero nosotros le dimos con contexto teórico importante.

– ¿Cómo ha sido la experiencia de estar sobre el escenario junto a tu esposo narrando la vida de un matrimonio?

Hemos tenido de dulce y agraz. De repente estamos peleados o hemos discutido, y en el escenario se pasa todo. Igual el teatro es un poco catártico, suceden cosas y hay complicidades que son muy entretenidas, de comedia, y además la gente que llega pasa a ser una energía transformadora que convierte la rabia en felicidad, alegría, sensación de placer. Es entretenido porque Rodrigo es un súper buen comediante y está todo el rato inventando cosas, eso también me nutre mucho. Yo soy más dramática, entonces también lo llevo a una tecla más dramática que él no ha explorado tanto y la explora en la obra. Ahí nos vamos complementando, como en la vida.

– En cuanto al libreto, ¿ha ido cambiando a lo largo de estos 10 años?

Si, de todas maneras. De hecho, la obra tenía como tres escenas más y a medida de presentarla ante el público tú te das cuenta qué es lo que más le gusta y las cosas que menos funcionan, entonces las escenas las fuimos sacando. Había escenas que nos parecían muy graciosas pero que al público no le parecían tanto, entonces las sacamos, y otras que al principio eran muy incipientes y que después, con las funciones y las improvisaciones, crecieron y ya son escenas gigantes, entonces en un momento la obra duraba como dos horas y media (ríe) y dijimos «oye, sabes qué, hay que empezar a cortar», ahí cortamos tres escenas y dejamos las que funcionaban.

– Entonces viene bien madura la obra…

Sí, esta obra es un reloj. Imagínate que llevamos 10 años haciéndola y hacemos por lo menos dos o tres funciones al mes en varias partes del país. De hecho, ahora estuvimos en febrero en una gira en La Serena y tuvimos cuatro funciones: en Tongoy, Serena, Coquimbo y Tierras Blancas; en enero tuvimos funciones en otros festivales, y empresas nos han comprado giras por todo el país. La obra funciona en todas partes porque, justamente, es transversal.

– ¿Y qué buscan provocar en la gente que va a verlos en “Matrimonio: Sobrevivientes”?

Uno cuando escribe, más que buscar provocar algo, en el fondo es cómo llevar tus vivencias al escenario y darte cuenta de que lo que te pasa a ti le pasa a todos, y eso provoca lo que hace el teatro, justamente: que no te sientas solo y reflexiones que los problemas de uno son los mismos de todos, porque uno está muy atomizado, sobre todo en el mundo de hoy donde uno está súper solo con su celular y todo el rato dentro de sí mismo y agranda los problemas más de lo que son. Tú te sientas a ver un espectáculo donde hay gente a la que le pasa exactamente lo mismo que a ti y descubres que es parte de la vida, es algo solucionable, que si te separas y te emparejas con otro te va a pasar exactamente lo mismo, entonces te sientes más acompañado. Es lo que pasa con el teatro, que tú eres capaz de objetivar tus problemas, mirarlos con distancia y analizarlos, y cada uno piensa cosas distintas por sus experiencias.

– Desde la génesis del proyecto hasta ahora, con estos años que han pasado y más de 100 mil personas que los han visto, ¿crees que han logrado ese objetivo?

De todas maneras y ha sobrepasado sin duda el objetivo. Yo nunca pensamos que esta obra iba a tener tanto alcance. Cuando la hicimos y se llenaba y se llenaba el teatro, yo me acuerdo haberme subido al auto con las entradas de las funciones y así como que no me cabían en la mano, y miraba a Rodrigo y decía: «¿qué está pasando?», después en otros teatros también se llenaba y nos empezaron a llamar, a llamar, a llamar y los compañeros nos decían «esta obra, qué impresionante cómo funciona». Nunca pensamos que iba a tener ese alcance, nosotros tratamos de ser lo más honestos posible. Yo creo que cuando uno escribe desde la honestidad y desde la verdad ocurren estas cosas, más allá de uno pretender algo, porque el público es mucho más inteligente de lo que uno cree. Cuando uno se pone ambicioso y quiere provocar efectos, yo siento que la gente no se siente identificada. Sin embargo, en las cosas más simples es donde la gente se siente más identificada. La sinceridad como premisa en el teatro es importante, vivir desde la honestidad sin esperar nada.

– Ustedes han actuado muchas veces en nuestra sala y tienen una relación muy especial con este espacio, ¿tiene un simbolismo en esta oportunidad, ya que la obra es sobre un matrimonio y la montan en un lugar que es como su casa?

De todas maneras. Me acuerdo que una de las primeras veces que fui al Teatro NESCAFÉ de las Artes dije: «qué ganas alguna vez de estar en este teatro»; después la primera vez que actué ahí fue con el Teatro Aparte, cuando me llamaron para reemplazar a la Pepi Velasco, y dije «llegué, pude llegar acá»; después hice «La Negra Ester» y dije «pucha, qué bonito estar con esta obra»; luego estuvimos con «La Ciudad Sin Ti» y ahí fue como «ya poder estar en esta sala con mi obra, es un sueño cumplido o una profecía autocumplida» y ahora estar con esta obra mía y del Rodrigo, que es como nuestra obra del corazón y parte de nuestra historia… Estar con esta obra en el Teatro NESCAFÉ de las Artes es un honor y un sueño cumplido. Yo soy una enamorada de este Teatro, encuentro que es exquisito en todo sentido, desde su infraestructura hasta su gente, desde que llegas, es como sentirse en la casa. Entonces si es simbólico, falta que nos pongan una camita y un control remoto para ver Netflix.

«Matrimonio: Sobrevivientes»

12 y 13 de abril – 21:00 horas
Entradas a la venta a través del sistema Ticketek, y sin cargo por servicio en boleterías del Teatro y centro de atención de la Comunidad de las Artes (Av. Providencia 1266) con descuento para socios.
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