Una comedia argentina que muestra a Dios como un hombre que asiste a terapia psicológica es lo que veremos del 11 al 14 de septiembre en «Dios mío». «Es una obra para divertirse, ablandarse, sensibilizarse, compartir y quedarse pensando en por qué ese Dios está enojado, dolido», comenta el actor Juan Leyrado.
«Es una idea genial, desarrollada de una manera magistral», asegura Leyrado sobre esta producción argentina dirigida por Lía Jelín.
Él llegará a Chile junto a otra gran figura de las tablas argentinas: Thelma Biral, quien interpreta a Ana, su terapeuta, y el joven actor Esteban Masturini, quien asume el rol del hijo autista de Ana.
«Es una idea genial de Anat Gov, una comedia muy reflexiva con momentos de humor desopilante, pero también con mucha filosofía, posibilidad de plantearse cosas y, fundamentalmente, con mucho afecto», dice Leyrado acerca del montaje adaptado por Jorge Schussheim, dirigido por Lía Jelín y el cual ha recibido excelentes críticas tanto de la prensa especializada como del público que la visto desde su estreno en mayo de 2013.
– Lleva más de un año representando a Dios. ¿Cómo fue el trabajo inicial de encontrarse – o reencontrarse – con la figura y el concepto de Dios para interpretarlo en la obra?
Fue un trabajo interno. Los actores trabajamos con imágenes, observamos, hacemos un estudio de un comportamiento, hacemos lo que llamamos «memoria emotiva» para convocar algunos recuerdos que pueden servir para construir los personajes y otras cosas más en la alquimia de esta hermosa profesión. En este caso tuve que transitar un camino bastante interior y novedoso que es buscar dentro mío qué imagen tenía de Dios. Ahí empecé a bucear y trabajar, y me encontré con cosas internas mías que me sirvieron mucho para construir el personaje, como también para re ubicarme dentro de un concepto de qué es lo que significa Dios para mí.
– Luego de ese proceso, ¿cómo resultó ser este Dios, pensando que en el montaje él elige a una terapeuta mujer que tiene un hijo autista y que está muy enojada con él?
Éste es un Dios que básicamente se siente mal, no está bien y busca a una analista de niños, que es madre de un niño autista, es decir, esta mujer no tiene una relación muy afectuosa con Dios porque de verdad le recriminaba siempre en sus rezos, charlas y estas cosas que uno tiene con Dios, repronchándole el hecho de haberle dado un niño autista. Entonces él la eligió no siendo ella una de sus más grandes exponentes y defensoras. Eso hace que en esta fantástica comedia se vaya creando una relación entre la terapeuta y este paciente.
– ¿Cuáles son los conflictos con los cuales llega Dios a la terapia?
No podría adelantar demasiado, pero en principio no se siente bien y va a descubrir qué es lo que le pasa y, bueno, ahí encontramos un abanico de cosas que, como en el psicoanálisis, salen inconscientemente después de hacer un ‘inside’, un buceo, pero antes de eso hay una negación, un freno que Dios pone para ahondar en él, tal como pasa en el análisis. Después de creado el encuadre de relación entre la terapeuta y Dios, ahí él afloja y empiezan a salir cosas más profundas y en este caso relacionadas con la creación del hombre y del mundo.
– «Dios Mío» tiene mucho humor, pero también hay situaciones tensas…
Sí, a veces Dios se enoja porque es incomprendido y a la vez porque no comprende algunas cosas y porque además le tocan en lo más íntimo y profundo. Pero bueno, también es simpático y a través de lo que dice uno puede apreciar que es un ser totalmente amplio que recorre todo lo imaginable y lo inimaginable.
– Hay quienes rehuyen de la comedia, pues dicen que es mucho más fácil hacer llorar que reír a una persona. ¿Cuál es su relación con este género?
No sé si es más fácil o difícil hacer comedia, nunca lo he pensado. A mí la comedia siempre me interesó mucho, pero últimamente me interesa más aún. Con la comedia uno puede llegar a lugares muchos más profundos, inclusive sin que el público se dé cuenta y eso hace que la entrada al alma y la cabeza del espectador sea mucho más amable. Además, uno con el humor puede encontrar momentos de reflexión profundos muy interesantes en la vida. Creo que no podríamos vivir sin humor y que una de las cosas que nos salvan como humanidad es justamente el sentido del humor. Cuando se corta en uno, deja de existir, todo se vuelve drama y es mucho más difícil transitar la existencia.
– ¿Cómo ha sido su experiencia trabajando junto a Thelma Biral?
Fantástica, fascinante, Thelma es una gran actriz que ha hecho cosas importantísimas y personajes totalmente fuertes e importantes. Nos encontramos muy bien, tenemos dos códigos a veces distintos de actuación que se complementan y hacen uno que es mucho más grande que la individualidad de cada uno. Además es una excelente compañera.
– Thelma dijo una vez en una entrevista para El Clarín: «El papel de Juan es absolutamente maravilloso». ¿Qué diría usted del papel que representa ella en «Dios Mío»?
También lo es. No es para devolver los halagos, sino que realmente fue muy difícil el trabajo que tuvimos que hacer porque el tema era delicado y no podíamos -como nunca-, hacer cualquier cosa. El trabajo de Thelma es extraordinario porque realmente se puso en la piel de esa psicoanalista que, si bien descubre y acepta que es Dios quien es su paciente, no pierde para nada la fuerza y la necesidad que tiene de decirle cosas; no se atemoriza y eso lo logra con la calidad de actriz que es.
– Durante el tiempo en que han presentado «Dios Mío», ¿cómo han visto la respuesta del público?
Ha sido una recepción maravillosa, existe una comunión fantástica. La obra es muy ágil, en ningún momento se hace pesada y es muy emotiva. Hemos tenido en la platea desde un contingente de monjas, curas, católicos hasta rabinos. Hemos pasado por todos los públicos y edades, la hemos hecho en lugares muy distintos y la verdad es que la obra siempre tiene una llegada que a nosotros nos colma de felicidad.
– En 2010 estuvo en el Teatro NESCAFÉ de las Artes presentando la obra «Baraka». ¿Qué recuerdos tiene de esa experiencia?
Afortunadamente terminamos la gira ahí. Tengo un recuerdo buenísimo de Santiago, del público del Teatro NESCAFÉ de las Artes, de la sala, la gente del Teatro y del lugar. Cuando estuvimos con «Baraka» nos fue muy bien y fue fantástico, una experiencia increíble. La gente del Teatro es maravillosa y el público, impresionante. Además ustedes tienen una ciudad para disfrutar y es lo que voy a hacer además de trabajar, cosa que en esta obra es un disfrute, pero tengo muchas granas de llegar a Santiago. Thelma no ha ido nunca y yo le he hablado mucho de la ciudad. Está muy interesada y ansiosa de llegar.
– ¿Por qué el público santiaguino tiene que venir a ver «Dios Mío»?
Me parece que está bueno que vayan a ver la obra porque es una idea genial, desarrollada de una manera magistral y, además, es colocarse como espectador privilegiado, en la oscuridad de una sala acompañado de mucha gente, la mayoría desconocidos, en un momento íntimo; esa intimidad que tiene el teatro y que la gente necesita y busca, donde uno está mirando por el ojo de la cerradura a ese Dios que se está abriendo frente a un ser humano. Además es encontrar en ese Dios puntos de reflexión y respuestas a muchas preguntas que no solamente las hace la sicóloga, sino que también seguramente uno haría si tuviese a Dios enfrente.
Creo que es una obra para divertirse, ablandarse, sensibilizarse, compartir y quedarse pensando en por qué ese Dios está enojado, dolido y si nosotros tenemos que ver en ese dolor y si podemos ayudar a mejorar, seguramente ayudándonos a nosotros mismos.
«Dios Mío»
Jueves 11 de septiembre – 20:30 horas
Viernes 12 de septiembre – 20:30 horas
Sábado 13 de septiembre – 21:00 horas
Domingo 14 de septiembre – 19:00 horasEntradas a la venta en Ticketek y boleterías del Teatro.
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